*
Cuando el soplo de la montaña ha penetrado el corazón del hombre ya no puede éste ser sino un árbol.
*
Cuando expire sepultadme con este brazo fuera de la tierra,
pues en él está grabado todo lo que necesitáis saber
cuando vengan los convulsivos siglos que preceden a la extinción y el silencio.
*
Senos como dos caracoles que le rompían la blusa
como si el sol saliera de ellos,
unos senos más hermosos que las olas del mar.
*
Y si no pasa nada me asaltaré yo mismo en cualquier calle,
pues no puedo vivir de otra manera.
*
Podemos hacer siempre el paraíso alrededor nuestro donde quiera que nos encontremos.
Para eso sólo se requiere estar desnudos.
*
y a todo aquél en quien se detiene mi pensamiento empiezan a crecerle colmillos puntiaguados.
*
la muerte introduce amenazas anónimas por debajo de la puerta de mi casa, en el número 4 de la calle 14...
Cuando el soplo de la montaña ha penetrado el corazón del hombre ya no puede éste ser sino un árbol.
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Cuando expire sepultadme con este brazo fuera de la tierra,
pues en él está grabado todo lo que necesitáis saber
cuando vengan los convulsivos siglos que preceden a la extinción y el silencio.
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Senos como dos caracoles que le rompían la blusa
como si el sol saliera de ellos,
unos senos más hermosos que las olas del mar.
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Y si no pasa nada me asaltaré yo mismo en cualquier calle,
pues no puedo vivir de otra manera.
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Podemos hacer siempre el paraíso alrededor nuestro donde quiera que nos encontremos.
Para eso sólo se requiere estar desnudos.
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y a todo aquél en quien se detiene mi pensamiento empiezan a crecerle colmillos puntiaguados.
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la muerte introduce amenazas anónimas por debajo de la puerta de mi casa, en el número 4 de la calle 14...
Jaime Jaramillo Escobar
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