se me vuelve serpiente
y en un alarde de violencia
se prende la cola
Huye entre musgo
y habiendo probado su veneno
azota la cabeza en las rocas
y restriega el cascabel
en el rostro del silencio
mientras traza su círculo de muerte
Pasa la vida
en el último momento
frente a los ojos del poema
y no falta algo
Ay Quisiera quedarse
repetirse la ceniza primera
José Antonio Alvarado
Del libro "Algo ha quedado roto desde entonces"
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